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Venero: el sonido que dice dos cosas. Manantial y adorar. Venero es fuente y ceremonia suave. Venero es un veneno: la pócima que atrae la ternura, una magia que mata de amor-dolor-umbilical. Nares Montero escribe en estos poemas un tránsito hacia la fuente, su origen, que es un pozo huérfano. Llegaste al mundo, caíste agua sobre agua, ¿y quién sostiene fecunda y grave este animal de intemperie? Venero es un modo de saldar cuentas con el abandono. Sin venganza. Apaciguar. Soltar lastre, pesares henchidos del corazón. Decir. Callar. Aguardar el fruto. Aprender a beber de otro modo la misma agua que -desbordada, subterránea, turbia- rasga la garganta si traga. En Venero, Nares Montero invoca a la madre para tocarla en carne viva. Invoca a las mujeres que son compañía para cuidar juntas de la ira, el duelo, la siembra nueva que llegará.
Lola Nieto