Las historias que nos gustan hablan inevitablemente de nosotros. Así se trate de un caballero andante del siglo XVI, de una joven rebelde de la Grecia clásica o de un gaucho pampeano que sabe más de caballos que de leer. Todas esas obras se volvieron clásicas porque, aunque hablen de personas muy distantes en el tiempo, el espacio o la cultura nos dicen cosas que aún nos importan, o que a veces incluso nos permiten descubrir algo nuevo acerca de nosotros.
No obstante, las obras clásicas son también esos libros que todos veneran pero nadie lee. En especial los y las jóvenes, que no tienen seis meses para leer Crimen y castigo porque están muy ocupados viendo videos de treinta segundos. Y tienen motivos: los libros clásicos hablan en un lenguaje anticuado, y parece que esas historias no tuvieran nada que ver con ellos.
Es aquí donde la narración oral puede ser un puente hacia la lectura. Y por eso ofrecemos estas siete obras clásicas adaptadas a un formato de cuentacuentos, pensadas para jóvenes. Intentamos mostrar qué tienen para decirles hoy Romeo y Julieta, Orgullo y prejuicio, Don Quijote, Antígona, Martín Fierro, Los diarios de Adán y Eva o Crimen y castigo.
Un libro útil para narradores orales, profesores de teatro o cuentacuentos, agentes culturales comunitarios, público interesado en la cultura clásica y (¡ojalá, ojalá!) también para la gente joven, para que descubran por qué Don Quijote, en el fondo, se parece a ellos.